El sonido de las llaves en la cerradura, me saca de mi sopor. Debo llevar horas esperándote, pero al fin has llegado. Te observo desde la penumbra de la habitación, como una espía… Vienes empapado, fuera llueve. Tu camisa blanca y tus vaqueros mojados por la lluvia, se pegan a tu cuerpo…
Lo primero que haces es sacarte los mojados zapatos y los ejecutivos. Siempre me gustó verte caminar descalzo…
Te diriges hacia el baño, seguramente a quitarte la ropa mojada…Sales vestido solo con la ropa interior, secándote el cabello con una toalla. Mis ojos te recorren centímetro a centímetro…
Entras en el dormitorio. Una suerte que no hayas encendido la luz…No quiero que me descubras antes de tiempo…dejaría de ser una sorpresa…
Te colocas un pantalón de chándal gris y una camiseta blanca, de manga corta.
Estoy tan cerca de ti, que me resulta casi inexplicable que no notes mi presencia…
Sales de la estancia. Mis ojos se posan en tu espalda y van bajando por tus nalgas, y por tus piernas… Sigues descalzo…
Te sirves una copa y te sientas en el sofá...ese sofá que tantos momentos de pasión ha vivido… Enciendes la tele y te recuestas entre los cojines. Pareces relajado…No sé cómo puedes tener la conciencia tranquila…
Llega el momento de sorprenderte…Siempre te gustaron las sorpresas…
En cualquier otra circunstancia, el corazón me iría a mil, pero ya no…tú te encargaste de que dejara de hacerlo…Tú y tus malditos celos…
”O para mí o para nadie”, dijiste…
Me acerco al sofá, sigilosamente. Tú casi dormitas, ajeno a la gran sorpresa…
Me coloco delante de ti… y es cuando tus ojos se desorbitan…Un grito de pánico se escapa de tu garganta…Tu rostro lividece…El terror dilata al máximo tus pupilas…
Ya sé que no tengo buen aspecto, sobre todo porque me abriste el cuello en canal…pero solo soy tu obra maestra…
”O para mí o para nadie”, dijiste…Así que soy para ti…Y contigo estaré… Eternamente…

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